La sonrisa más famosa, ¿una ilusión óptica?

Una reciente investigación, pretende poner fin a una incógnita que perdura desde hace siglos: la sonrisa más icónica del mundo, que se percibe en los labios de La Gioconda podría no ser un gesto de alegría o placer, sino una ilusión óptica generada por el cerebro de quien la observa.

 

El gesto o mueca de la figura que aparece en la célebre obra que Leonardo Da Vinci creó en el siglo XVI sigue intrigando y cautivando a los espectadores y estudiosos del arte. Pero, ¿qué tiene de particular? ¿Está sonriendo la misteriosa mujer que cada año atrae a multitudes para observarla en el Museo del Louvre de París, agigantando así su leyenda?

Muchos críticos y especialistas en arte han intentado dilucidar este enigma, pero solo la ciencia parece más próxima a resolverlo, ahora con una revelación inquietante: la sonrisa de la dama retratada en el cuadro podría ser una ilusión generada en el cerebro.

De acuerdo con un estudio encabezado por neurocientíficos de la Universidad de Amsterdam, la sonrisa de La Gioconda existe, aunque no es perceptible a simple vista. Los expertos analizaron la obra renacentista a partir de un programa digital de reconocimiento emocional, que reproduce el ciclo de percepción del cerebro identificando cambios en las expresiones neutras de las personas. Una vez identificada la emoción, el cerebro crea una ilusión que ayuda a confirmar una interpretación.

El cerebro humano evolucionó hasta captar cualquier cambio mínimo en la expresión facial: así logra detectar rasgos emocionales, aunque se oculten bajo una expresión neutra, manifestando una habilidad social distintiva.

En el caso de La Gioconda, su sonrisa aparece oculta o apenas esbozada, pero aún así quien la contempla interpreta que ensaya una mueca de felicidad, acaso porque reúne otras características afines a la expresión de alegría: el ensanchamiento de sus fosas nasales, o la formación de arrugas debajo de los ojos. De ese modo, al advertir estos cambios a través de la visión, la mente emite un veredicto final, sin la necesidad de ver una sonrisa bien definida.

 

Una técnica oculta

Junto a esta esta investigación, circula otro argumento para justificar la percepción de la «tentativa» de sonrisa en la obra del genio renacentista: se cree que Leonardo desarrolló una técnica, conocida como Sfumato, por la que construía expresiones sutiles gracias a la aplicación de finas capas de pigmento diluido.

Así, el pintor generó un rostro cuya sonrisa no era perceptible para la visión central, pero que emitía señales de reconocimiento capturadas a través de la visión periférica. Estas señales, por lo regular distribuidas en zonas borrosas de sus pinturas, también causan que el cerebro se enfoque en la cara de la obra pictórica y no en el paisaje que figura en su fondo.