La falsa miopía de Joyce

10/29/2021

Fue uno de los novelistas más innovadores del siglo XX: con su obra experimental James Joyce marcó la historia de la literatura. Padecía severas limitaciones visuales, que reflejó en sus libros y personajes. Pero, contrariamente a lo que se creía, no era miope.

 

Hasta hace un tiempo, sus biógrafos y especialistas literarios consideraban que el autor irlandés tenía miopía. Pero a partir de distintos estudios, se supo que, en realidad, era hipermétrope.

Tras analizar casi un centenar de fotografías del escritor, la conclusión fue que los característicos anteojos que usaba tenían voluminosos cristales positivos. Además, un documento acreditó de manera definitiva la real condición visual del escritor: una receta prescrita a Joyce en 1932 para sus gafas por uno de los más célebres oftalmólogos de la época. Él le indicaba allí unas lentes de +17 dioptrías.

Cuando salió a la luz esta revelación, los analistas empezaron a considerar que su patología podría haber sido la causa de que las novelas que escribió tuvieran esa puntuación tan particular que las caracteriza.

Los ojos de Joyce fueron sometidos a trece operaciones, también a un procedimiento para extraer sangre de ellos mediante sanguijuelas, técnica usada en su época.

 

 Problemas desde joven

 

Joyce vivió entre 1882 y 1941, y padeció el síndrome de Reiter –caracterizado por la tríada de uretritis, artritis y uveítis– después de una infección contraída en su juventud. Luego, en 1907, fue hospitalizado con diagnóstico de fiebre reumática.

Tras estos episodios, se desencadenó su primer ataque de iritis (inflamación de los tejidos que sostienen el iris) en el ojo izquierdo. A partir de entonces, su visión fue desmejorando continua y severamente.

¿Cómo influyó la falta de visión en la obra de Joyce?

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