¿Quién inventó el primer anteojo? ¿Dónde y cuándo? No resulta fácil responder, porque no hay una fecha exacta ni un protagonista exclusivo, sino que su aparición fue resultado de distintas experiencias y descubrimientos a lo largo del tiempo.
La luz y sus fenómenos relacionados siempre fascinaron al hombre, por lo que la óptica fue una de las primeras ramas de la ciencia con aplicaciones prácticas. Entre las antiguas civilizaciones se encontraron objetos que evidencian el interés por ese tipo de fenómenos, compartido también por los filósofos griegos.
Recién hacia el siglo XII o XIII los conocimientos técnicos y científicos hicieron posible que se usaran antecesores de los anteojos como medios de corrección.
Roger Bacon describió el efecto del paso de los rayos luminosos a través de los vidrios cóncavos y convexos. Por eso, algunos lo consideran el inventor de los anteojos; aunque fue el monje franciscano Alejandro Della Spina el primero en comunicar el secreto de su fabricación.
Al salir de los claustros eruditos, en la era moderna los anteojos tuvieron otro significado social: una expresión de la burguesía para disfrutar del lujo y la ostentación.
De Venecia al mundo
Los primeros lentes ópticos aparecieron a inicios del siglo XIV, como cristales convergentes o lupas de forma plana convexa. A partir de entonces, su diseño experimentó varios cambios y se insertaron luego en una montura con mango.
Como la tecnología del pulido de cristales ya estaba muy desarrollada en el norte de Italia; posiblemente, los primeros anteojos se fabricaron en Venecia, capital del vidrio.
En el siglo XV apareció un nuevo tipo de anteojo, conocido como gafa de puente: constaba de una sola pieza y un puente arqueado entre las dos lentes, que permitía sujetar la montura a la nariz.
Con el tiempo, se idearon variados y multiformes modos de fijar los anteojos delante de los ojos, pero sólo hacia fines del 1700 comenzaron a utilizarse las patillas largas, hasta detrás de las orejas.