Es mucha la información que se puede obtener de una persona si se decodifica el lenguaje corporal. Dentro de la comunicación no verbal, en este intento por leer lo que el otro expresa, los ojos desempeñan un rol fundamental.
La mirada constituye una de las principales formas de lenguaje de nuestro cuerpo. Las palabras que utiliza alguien al hablar aportan información, también la voz y los gestos de sus manos; pero los movimientos de los ojos proporcionan un fuerte respaldo a lo que se quiere decir. Son una prueba irrefutable de aquello que resulta imposible ocultar. Y eso se debe a que los movimientos oculares se producen involuntariamente.
Al procurar leer en los demás sus estados de ánimo, sentimientos y emociones, generalmente se trata de descubrir si los ojos reafirman o desmienten su discurso.
Un reflejo de los sentimientos
El contacto visual tiene una gran importancia para desenvolverse socialmente. Si se mira a una persona a los ojos, la mayoría de las veces se logra saber qué tipo de sentimientos experimenta en ese momento.
La mirada cumple varias funciones específicas en la comunicación: la regulación del acto comunicativo (indica el turno de hablar), y la expresión de emociones (incluso aquellas que no se quieren revelar). Las pupilas se dilatan indicando interés y atracción cuando vemos algo que nos llama la atención. Y el número de veces que parpadeamos por minuto se relaciona con la tranquilidad o el nerviosismo que sentimos.
¿Qué ves cuando me ves?
La frecuencia con que miramos a alguien y el mantenimiento de esa mirada denotan el grado de confianza e intimidad que hay con una persona.
El significado cultural del contacto visual difiere de acuerdo a las costumbres de cada lugar. Por ejemplo, en países como Finlandia mirar a una persona a los ojos es sinónimo de respeto y educación. Por su parte, entre los animales para muchos el mirar fijo a otro es sinónimo de amenaza.
La potencia de la mirada ha sido reconocida a través de la historia de la humanidad por muchas culturas y civilizaciones con todo tipo de leyendas sobre el daño que puede producir el «mal de ojo».
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