Muchos la llaman “La pandemia silenciosa”. Y los datos respaldan esa idea: estudios de la Organización Mundial de la Salud calculan que para 2050 la miopía afectará a más de la mitad de la población a nivel global.
Una cada cuatro personas en el mundo hoy es miope, pero éste era un problema menos frecuente en el pasado. En los últimos 50 o 60 años se ha observado un incremento considerable en casi todos lados, especialmente los países asiáticos.
En China las cifras de miopía entre adolescentes y adultos jóvenes llegan al 90%; mientras que en Seúl (Corea), al 96,5% de las personas de 19 años. Este aumento de gente que sufre el alargamiento axial del ojo, también afecta a la mitad de los jóvenes norteamericanos y europeos.
Además, hay más niños miopes menores de 10 años, edad en la que el ojo crece más rápidamente, lo que puede llevarlos a tener una miopía de seis dioptrías o más en pocos años. Esto se asocia con posibles cambios degenerativos a futuro en la retina (como cataratas y glaucoma).
La tendencia en Argentina
En Argentina la progresión de este vicio de refracción en los chicos se aceleró alrededor de un 40% en 2020 (con un aumento de aproximadamente 0,40 dioptrías entre 2018 y 2019, que escaló a 0,60 de 2019 al año pasado)
Si bien hay casos genéticos, en general el aumento de la miopía está condicionado por factores ambientales, que se vieron potenciados por el aislamiento durante la actual pandemia.
Igualmente, en el país la incidencia de la miopía es un poco más baja que en otros lados: no alcanza al 15% en los adultos, es de alrededor del 25% en las poblaciones universitarias y llega a un 3 a 4% en los niños de 10 años. Pero es importante el trabajo para prevenirla, y tratar de inmediato los casos que empiezan a evidenciarla.
El incremento de la miopía se nota sobre todo en los países desarrollados, con mayor énfasis en las grandes ciudades, tanto en Asia como en Estados Unidos y Europa. En Argentina, la tendencia es la misma.
Uso y abuso de la tecnología
Cuando las personas entran en edad escolar se incrementa notoriamente la miopía, debido a las exigencias visuales que impone mayores tiempos de lectura y estudio.
Además, el uso intensivo de dispositivos tecnológicos requiere una gran demanda de la visión cercana. Niños y jóvenes pasan muchas horas por día con ellos, lo que puede causar tensión y fatiga ocular, dolores de cabeza, ojo seco y visión borrosa. El contexto del Covid-19 obligó a gran parte de la población al teletrabajo y la educación virtual, causando mayor exposición frente a las pantallas.
En esta patología también incide que los niños no pasan tanto tiempo en el exterior: la luz del sol hace que la retina libere un mediador químico, la dopamina, que actuaría como protector contra la miopía.
Pautas como prevención
- Chicos, adolescentes y jóvenes, deben estar entre dos y tres horas por día al aire libre mientras hay luz diurna.
- Ejercicio de la regla 20-20-20: cada 20 minutos, mirar a un objeto a 20 pies (seis metros) de distancia, por al menos 20 segundos, para que el sistema de enfoque del ojo se relaje.
- Reducir el tiempo que se pasa frente a las pantallas
- Aumentar la distancia entre la cara y los dispositivos (como mínimo, la extensión del brazo)
- Utilizar anteojos con filtros especiales, como el de luz azul.
- Reducir el brillo y resplandor de las pantallas
- Utilizar el zoom para agrandar las letras e imágenes.
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