La evolución tecnológica mejora todos los procesos en la óptica, desde los exámenes diagnósticos a las tareas de calibrado. Los equipos actuales brindan mayor precisión y rapidez en la evaluación del paciente, junto a más agilidad y automatización en el taller.
El equipamiento de una óptica es clave para diferenciarse. Entre el instrumental que ayuda al profesional de la salud visual en su tarea cotidiana, el lensómetro lo acompaña en todo momento. Sigue siendo imprescindible, aún con el paso de los años, y en sus distintas versiones de acuerdo a los nuevos desarrollos de la industria.
El lensómetro, también denominado frontofocómetro o simplemente “fronto” resulta esencial en óptica oftálmica para medir el poder de las lentes, y controlar las prescripciones. Su funcionamiento se basa en determinar la distancia focal de una lente, estableciendo así la cantidad de dioptrías equivalente.
Un poco de historia
En el siglo XVIII se empezó a usar la técnica de la focometría para medir las lentes ópticas, ya que su poder solo se podía obtener de ese modo. El siguiente fue muy fecundo en inventos, considerado por muchos como el «Siglo de Oro» en lo que se refiere a óptica fisiológica. La aparición de la fotografía tuvo gran repercusión también en este campo: al analizar las aberraciones de los sistemas fotográficos para mejorarlos, también se lograban avances en los sistemas ópticos, y un mayor conocimiento sobre los vicios de refracción y las lentes capaces de compensarlos.
Finalmente, desde principios del siglo XX se comenzó a emplear el frontofocómetro, cuyo uso fue generalizándose cada vez más. Hoy puede decirse que en todas las ópticas existe, al menos, uno. Los más avanzados son los digitales.
El lensómetro o fronto mide en las lentes esféricas su potencia frontal posterior; y en las astigmáticas permite conocer la orientación de los meridianos. También sitúa el centro óptico, e para medir los efectos prismáticos en cualquier punto.
Dos grandes grupos
Los lensómetros se dividen en dos categorías: manuales o automáticos.
- Manuales: a su vez, dentro de los manuales, hay dos modelos
- Lectura externa: tienen un dial por fuera (al costado del equipo) que indica la potencia de la lente colocada.
- Lectura interna: los datos se ven en un visor en su interior. Son los de uso más frecuente y están compuestos por cinco elementos: un sistema de iluminación, el test de medida, un sistema de sujeción para las lentes, el sistema de observación y retículo, y un sistema marcador.
- Automáticos: combinan los mismos principios básicos de funcionamiento con sistemas computarizados.
- Solo hay que colocar la lente en el lugar determinado, y directamente aparece en una pantalla cuál es la potencia.
- Brindan importantes ventajas, porque trabajan de un modo mucho más rápido y simple.
- Además, proporcionan mayor precisión y hacen que desaparezca por completo la posibilidad de error humano, ya que si la lente está mal colocada no la mide e informa el problema.