Células madre para tratar trastornos oculares

Entre las numerosas investigaciones que se realizan en el mundo con células madre y sus posibles aplicaciones, un equipo de especialistas de Barcelona ha hecho notorios avances en su utilización para tratar problemas de visión.

 

Al desarrollar biomembranas de nanocelulosa bacteriana, éstas pueden usarse como un sustrato o apósito que permite asentar ese tipo de células en la superficie del ojo durante el tratamiento de diferentes patologías o problemas. La delicada superficie puede verse afectada por enfermedades inflamatorias, quemaduras o traumatismos. Las consecuencias de estos trastornos oculares (como opacificación, vascularización y cicatrización de la córnea) podrían llegar a provocar una pérdida total o parcial de la visión.

Una respuesta para su tratamiento son las células madre límbicas, que se encuentran en el limbo corneal y reemplazarían a las células perdidas en la córnea. Un trasplante en la zona afectada serviría para curar la córnea, pero es un proceso complejo y para que resulte eficaz hace falta un sustrato apropiado para fijarlas en el ojo.

Para su aplicación en humanos, se hace una evaluación preliminar en un cultivo de córneas porcinas como trasplante simulado, ya que los ojos de los cerdos tienen un tamaño y características similares.

Una nueva investigación propone utilizar la nanocelulosa bacteriana como apósito para retener las células madre límbicas en la córnea. Esta es producida espontáneamente por diversas bacterias: se incuban cultivos líquidos durante 3 o 4 días, hasta que se forma un hidrogel gelatinoso. Esa película se limpia, esteriliza y ya se puede utilizar en los proyectos biomédicos.

Las células madre se unen entonces a esa nanocelulosa, en tanto las muestras se evalúan mediante una serie de experimentos y técnicas, como la medición de la transmisión de la luz y estudios sobre viabilidad.

Ideales para el vendaje corneal

La nanocelulosa bacteriana es solo una de las opciones que se están estudiando para esta aplicación, también hay otros polímeros naturales, como el colágeno, la fibrina o el ácido hialurónico; y sustratos sintéticos fabricados por electrohilado. Pero la nanocelulosa bacteriana tiene muchas propiedades que la convierten en una buena candidata para el vendaje de la superficie ocular: tiene una alta estabilidad térmica, que permite no solo la esterilización a alta temperatura, sino también la crio-conservación en tanques de nitrógeno; el proceso de producción es bastante simple, y no es necesario utilizar productos químicos peligrosos ni realizar ninguna síntesis.

Los últimos estudios han demostrado que este método permite que las células madre límbicas humanas creen nuevas células y sobrevivan durante períodos prolongados, manteniendo las características de las células madre. Al mismo tiempo, proporciona un soporte mecánico fácil de manipular. Este material es, además, biocompatible, robusto y adaptable a la forma abovedada de la córnea.