Sonreir con los ojos

En el actual contexto de pandemia el uso del barbijo se ha convertido en una necesidad de salud. Con la mitad de la cara tapada, las personas apelamos a la mirada para comunicar nuestras emociones o pensamientos e interactuar con el otro. En esta nueva realidad hemos aprendido que también se puede sonreir con los ojos y que estos no nos dejan mentir.

 

El barbijo o tapabocas llegó a nuestra vida cotidiana para quedarse, al menos por un tiempo. Ya es parte habitual del atuendo para salir a la calle y es posible elegir entre distintos modelos, estampados o diseños para combinarlos con nuestro estilo e indumentaria. Los creadores de moda los incorporan a sus colecciones, y para muchos es el accesorio indiscutido de este 2020.

Aunque esenciales como protección, no nos permiten ver la mayoría del rostro, ocultando nariz y boca, por lo que la mirada adquiere vital importancia. No se pueden ver las sonrisas, pero también es posible transmitir los sentimientos con los ojos.

 

Los tapabocas impiden decodificar el rostro del otro, ocultan ciertas expresiones. Sin embargo, de alguna manera, se puede hablar con los ojos. Y ellos no mienten.

 

Psicólogos y especialistas aseguran que a través de la mirada se puede descifrar una sonrisa verdadera, porque cuando ésta sucede -aunque se elevan las comisuras de los labios- si emoción es intensa también se refleja en los músculos de los ojos, que se cierran un poco y aparecen las “patas de gallo” a su alrededor. Esos movimientos son involuntarios, por lo que así se identifica una sonrisa auténtica.

El contacto visual es hoy, más que nunca, fundamental en la comunicación, es el medio más directo para conectar con el otro, aunque sea a dos metros de distancia y con un tapabocas de por medio. Uno no tiene control sobre la mirada, que expresa de manera genuina los sentimientos.

 

Las pupilas se dilatan o se contraen sin que nos demos cuenta, manifestando agrado o disgusto, en un gesto no tan obvio como otros de la cara, pero igual de significativo.

 

Al relacionarnos con los demás lo gestual ocupa un 90% del proceso comunicacional, mientras que lo verbal sólo el 10%. En ese porcentaje mayoritario, la decodificación de una sonrisa es esencial para la credibilidad, lograr empatía y entablar una conexión emocional.

 

 Al tener que convivir con barbijos y tapabocas, tenemos que aprender de nuevo a comunicarnos:

 

  • No dejar que los elementos de protección funcionen como barreras para anular la cercanía: hay que privilegiar la inteligencia emocional, manteniendo la distancia física igualmente se puede tener una actitud corporal abierta y receptiva
  • Conectar con la mirada: al menos por unos segundos, ver directamente a los ojos al otro y sonreír, esa emoción interna se reflejará también en la única parte visible del rostro.
  • La cara es el principal punto en el que centramos la atención al hablar con alguien. Y hoy, sobre todo, los ojos. Al observarlos, junto a las cejas y las áreas circundantes, tenemos la oportunidad de aprender a mirar de nuevo las expresiones faciales.